Antes que nada debo advertir que "no, no, no", no soy una Sudoku adicta.
Sé que nadie me cree. Por más que me esfuerzo en explicarlo.
Obras son amores, dice el refrán con el que pretenden culparme. Y sí, es verdad que llevo alrededor de nueve años jugándolo; no lo niego. Pero eso no quiere decir nada.
¿Tengo la culpa de que el periódico incluya un ejemplar de cada nivel diariamente? Sí, es cierto que no me interesan el resto de las secciones; si acaso la de espectáculos, pero, ¿quién quiere agobiarse con los horrores que estamos viviendo? El sudoku me aparta por un momento (15, 20, 30 minutos mínimo) del caos que me rodea, de la realidad que no hay forma de cambiar.
Sólo que no es ése el motivo principal por el que intento resolverlos.
Tampoco es por el reto que implica el tablero con celdas a medio llenar. Completar un sudoku es muy fácil, cualquiera lo sabe. Dicen que un analfabeto (o analfabeta) puede hacerlos, y que con el algoritmo correcto la computadora resuelve hasta los de mayor dificultad en algunos cuantos segundos...
Pero si a esas vamos, incluso antes de empezar a jugar ya tenemos la solución en el apartado de respuestas ¿no es así?
No soy sudoku-adicta, insisto.
Que al despertarme por la mañana eche una mirada al reloj para ver si me alcanza el tiempo para un sudoku, incluso antes de levantarme, no significa nada; pues aunque tengo el lápiz entre las cobijas, muchas veces nada más sacudo las migas de borrador de la almohada y me apresuro a arreglarme. Digo, first thing first, ya habrá tiempo en el metro o en la ecovía ¿no?
¿Por eso dicen que soy adicta? ¿porque busco cualquier momento libre para sentarme con mi revista, o alguno de los libros que tengo con sudokus todavía sin completar...? ¿Porque tengo varios libros que he comprado yendo de aquí para allá...? Vamos, algunos coleccionan tacitas, o llaveros o campanas cuando salen de viaje, e incluso las encargan a los amigos. Yo curioseo en las revisterías y si encuentro un cuadernillo de esos que traen 250 o 365 juegos, (que no son tan fáciles de hallar) pues ¡claro! me lo llevo de recuerdo.
¡Y por supuesto que no voy a dejar que se empolven en los libreros!
"Obras son amores, que no buenas razones". Refrán español
"Obras son amores, que no buenas razones". Refrán español
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