sábado, 22 de octubre de 2016

Todos los sudokus se parecen

Hace algunos años, creo que en el 2007, me enteré que existía este juego. 
Encontré el primer ejemplar del sudoku en el periódico y me llamó la atención por su sencillez. Nada complicado como los crucigramas o algunos otros pasatiempos que requieren conocimientos y habilidades especiales.
Todo el conocimiento previo que necesitas para solucionarlo es identificar claramente los números del 1 al 9. Ni siquiera saber operaciones aritméticas simples. Sencillísimo. En principio, cualquiera puede convertirse en un experto. 
Pero han pasado ya nueve años y yo no logro alcanzar esa categoría ambicionada. Todavía no siento que domino las reglas del sudoku; cada vez que me enfrento a uno nuevo, (o a alguno que ya solucioné pero que me significó un reto complicado) me sigo encontrando con los mismos problemas y dificultades para intentar resolverlo. 
No es solo anotar dentro de las casillas los números del 1 al 9 en cada fila, columna y región sin que se repitan dentro de ellas. Es más que eso. Es utilizar y desarrollar estrategias en cada caso. 
¿Las mismas estrategias? ¿en el mismo orden? ¿o cómo?
Y aquí es donde inician mis desventuras con el sudoku. Que son las que pretendo compartir en este blog: mis dudas, mi adicción (que como buen adicto -o adicta- rechazo contundentemente ser), mis recaídas y... ¡ay! mis esperanzas, porque ya no imagino mi vida sin Sudoku.
Pero veamos uno, a manera de presentación, aunque estoy segura de que no es el primero que habrán visto pues, como dijo el poeta refiriéndose al mar, "te sale al encuentro por todas partes".

Sudoku 1 
Ochenta y una casillas, en una retícula de nueve filas, nueve columnas y nueve regiones, para acomodar en ellas cada número del 1 al 9, nueve veces, sin repetirse.
Todos los sudokus se parecen, ¿verdad?
"Digamos que no tiene comienzo el mar/ Empieza donde lo hallas por vez primera/ y te sale al encuentro por todas partes". 
Mar eterno. José Emilio Pacheco

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