miércoles, 26 de octubre de 2016

Lápiz, borrador y... ¡Sudoku!

Para mí no hay duda: La mejor forma de disfrutar un sudoku es resolverlo en papel, a la antigüita, con lápiz y borrador en la mano. 
Aunque, para ser precisa, en el kit también debo incluir el sacapuntas. El que, ahora que lo pienso, pudiera ser el más imprescindible de los tres instrumentos; porque poco o nada puede hacerse para resolver un sudoku en papel si no tienes el lápiz bien afilado. Y para ello se necesita un sacapuntas, o al menos una navajita "corta-plumas".
A veces me gustaría tener una de esas cuchillas -o de las que se usaban como hojas de afeitar y se ponían dentro de un rastrillo- para darle al pasatiempo un aire sofisticado, medio artesanal. Sin pretender llegar al nivel profesional de un David Rees, aclaro. 
En cambio tengo varios sacapuntas escolares, no eléctricos, ni de manivela, sino del tipo manual; de esos que te caben en la mano y que debes sujetar con firmeza mientras giras el lápiz presionándolo contra la cuchilla. (A la inversa, si sujetas el lápiz y giras el sacapuntas, los resultados son nefastos. Ni lo intentes, a menos que quieras destrozar el lápiz y mancharte las manos de grafito...).
Estos sacapuntas que -como reconoció el bardo en homenaje a otro ciudadano universal- "el vago azar o las precisas leyes" pusieron a mi alcance, antes de que yo comprendiera toda su importante función, son ahora mi más preciado tesoro. Pues cuando la punta del lápiz queda chata o, inexplicablemente, la puntilla con que escribo el sudoku se cae a pedazos -dejándome un inútil y hueco cilindro de madera- ¿cómo apuntar, antes de que se me olvide, el número clave, recién descubierto, o la deducción que fluye incontenible tras largas suposiciones? De nada sirve usar las uñas y los dientes presa de la desesperación, para liberar aunque sea un poquito de la punta... Sin una de esas pequeñas herramientas a tu alcance conoces una frustración insospechada. Es como si el universo entero se pusiera en tu contra por esa mínima carencia. 
No pasa eso cuando se trata de los otros objetos.
¿Que se acabó la goma de borrar de nuestro lápiz preferido, pero no el lápiz en sí? (Porque, sí, hay un lápiz preferido aunque íntimamente te niegues a reconocerlo). Inconveniente menor, no interrumpas el sudoku. Deja de raspar el papel con la coronita metálica -no vayas a romper la plantilla-, escribe sin presionar mucho, haz los números más pequeños, tacha con suavidad los datos rechazados... ¡y listo! Si la claridad y la limpieza pierden un poco, bórralos después, ya sin presiones. 
¿Que te falta el lápiz? Ni como solución momentánea es aconsejable usar algún tipo de pluma o marcador. Ni siquiera para un jugador avanzado: manchan la hoja y traspasan las marcas a la otra cara del papel, donde pudiera haber otro sudoku. Entonces, cuidado. ¿Lápices de color? ¿lapiceros? Los colores escriben grueso, brillante y grasoso -más si son crayolas-, y el lapicero se quiebra con frecuencia. Pero si no queda de otra... ¡adelante!
En cambio, el sacapuntas...  
Siempre llevo uno en la bolsa, por si acaso en el camino me topo con algún sudoku.

"El vago azar o las precisas leyes/ Que rigen este sueño, el universo,/ Me permitieron compartir un terso/ Trecho del curso con Alfonso Reyes/" 
In Memoriam. Jorge Luis Borges. 

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